Historia de un desamor.

Me han hablado bien de ti, pero también mal. No puedo afirmar que tengamos una buena relación.

No eres tú, soy yo.

Te anhelo quizá mucho más de lo que te amo. Me atraes, pero hasta hoy no te he considerado realmente mío. Nuestra relación ha sido siempre distante, aunque tú nunca has tenido la culpa.

No eres tú, soy yo.

Nunca me he tomado la molestia de conocerte. Me he conformado con lo que otros me han dicho y con lo poco que he aprendido de ti. Un grave error por mi parte. Te pido perdón.

No eres tú, soy yo.

Debido a mi ignorancia, a mis casi cincuenta y ocho años, vengo a disculparme. Lo lamento profundamente, tanto por ti como por mí. No te he dado la oportunidad de formar parte de mi vida. Como resultado de esto, ni mi familia ni yo hemos sabido cómo aceptarte y hacerte parte de nuestras existencias. No te hemos integrado, no has sido uno más entre nosotros. Por otro lado, hemos sido conformistas, además de ser incapaces de permitir que nos ames, y nosotros, ignorantes de cómo hacerlo contigo.

No eres tú, soy yo.

Lamento no haberte dado la oportunidad de enamorarme de ti. Además lamento no haber sabido cómo tratarte y cómo te he ignorado todo este tiempo. Te pido perdón en nombre de mis ancestros y en el mío propio.

No eres tú, soy yo.

Desde la más profunda humildad, hoy vengo a pedirte una oportunidad para conocerte. También vengo a ofrecerte la oportunidad de amarme y de que me ames. Me permito con enorme placer el poder sentirte, conocerte y amarte en la justa medida, y que tú me conozcas a mí también.

No eres tú, soy yo.

A partir de hoy, veré en cada paso que dé la gran oportunidad que representas. Me quedaré con todo lo bueno que vea y oiga sobre ti. Aprenderé tu forma de actuar, la esencia de lo que eres y para lo que fuiste creado. Aprenderé a buscarte, a generarte, a disfrutarte y a compartirte.

No eres tú, soy yo.

Aprenderé todo lo que quieras enseñarme. Compartiré todas las enseñanzas que me ofrezcas. Enseñaré a otras personas a comprenderte y a que sepan amarte. Ya no seré más yo, ahora seremos…mi DINERO Y YO.

Estoy aquí.

J.A. Belmonte

Esta carta la escribí cuando logré entender cual era mi relación con el dinero y cuando pude comprender que era un sinónimo del amor. Más adelante os compartiré donde empezó mi desamor con él y como me ocasionó grades problemas en casi toda mi vida.

Conclusión

Como resultado, esta carta al dinero es una invitación a todos nosotros para reflexionar sobre nuestra relación con las finanzas. En consecuencia, al igual que cualquier otra relación importante en nuestras vidas, requiere tiempo, comprensión y amor para prosperar.

¿Tienes problemas con el concepto dinero?

¿Entiendes lo que realmente es?

¿Estás listo para cambiar tu perspectiva y mejorar tu relación con el?

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